Origen de la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente

Ya en julio de 2013 las organizaciones internacionales católicas elaboraron una declaración en la que reafirmaban su apoyo a los esfuerzos de la OIT “para incluir el programa de trabajo decente en el marco de desarrollo post‐ 2015”.

 

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio se habían fijado 2015 como fecha para evaluar los resultados de la comunidad internacional por reducir la pobreza extrema y mejorar la vida de millones de personas en el mundo. La discusión sobre cómo continuar a partir de esa fecha fue lanzada por el Secretario General de las Naciones Unidas en 2012.

 

La promoción del trabajo decente ha sido un objetivo asumido por la Iglesia y se ha incorporado tanto a su magisterio social como a su práctica pastoral y sus esfuerzos por la promoción del desarrollo humano. En el año 2000 el Papa Juan Pablo II expresó el apoyo al objetivo planteado por la OIT y la necesidad de la implicación de todos, también de las comunidades cristianas, en la lucha por el trabajo decente: Todos debemos colaborar para que el sistema económico en el que vivimos no altere el orden fundamental de la prioridad del trabajo sobre el capital, del bien común sobre el privado (…) Es muy necesario constituir en el mundo una coalición en favor del trabajo digno” (Discurso al Mundo del Trabajo, 1 de mayo de 2000).

 

En Caritas in Veritate, de Benedicto XVI, en el número 63, se define así el trabajo decente: “significa un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación”.

 

También el papa Francisco se ha dirigido a la propia OIT para apoyar sus esfuerzos por defender el trabajo decente y combatir el trabajo esclavo y la trata de personas.

 

Las organizaciones de inspiración católicas quieren contribuir a los debates promovidos por la ONU de cara a la agenda de desarrollo post‐ 2015 y defender el trabajo decente como una de las prioridades que debe asumir toda la comunidad internacional. El Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos y UNIAPAC convocó a un grupo diverso de entidades católicas presentes en España, entre ellas Justicia y Paz España, representada por su vicepresidente Francisco Javier Alonso, con el fin de coordinar esfuerzos.

 

A esta reunión, el 17 de septiembre, asistieron miembros del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, UNIAPAC, Caritas España, HOAC, JEC, JOC y Asociación Social Empresarial, con el objetivo del impulsar el debate sobre el trabajo decente en nuestro país y elevar las posibles conclusiones a las redes internacionales con las que trabaja cada organización. El responsable de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en España, Joaquín Nieto, asistió como invitado para conocer de primera mano el compromiso de estas organizaciones católicas con la promoción del trabajo decente y participó para apoyar la iniciativa. En dicha reunión se propuso a Justicia y Paz la coordinacion de los trabajos y esta fue asumida por Javier Alonso con el apoyo del Consejo Permanente de Justicia y Paz.

 

A lo largo del curso se preparó una Declaración que fue presentada a los medios de comunicación el 5 de mayo y que fue apoyada por multitud de organizaciones de Iglesia, incluidas la Comisión Episcopal de Pastoral Social, la Comisión Episcopal de Migraciones y Pastoral Obrera.